Inspección en el Bolsón.

Inspección en el Bolsón.
Soy Antonio, contador y trabajo para la AFIP, para los que no saben, es el ente nacional que recauda y revisa los impuestos de los contribuyentes. Tengo 25 años, recién recibido en la UBA y hace tres meses tengo este trabajo. Un día me llama mi jefe.
– Pibe, tenés que viajar al Bolsón, hay un contribuyente nuevo, que pagó muy poco de impuestos nacionales, Ganancias e IVA. Salís el lunes y te va a llevar toda la semana. Conseguí los viáticos, ya los autoricé.
– Bien, jefe, ahora paso por tesorería.
– Suerte y a lo mejor ligás algo.
Les cuento, soy un poco suave, sin eufemismos, afeminado. Y en verdad, sexualmente, ambiguo. Durante la secundaria estudiaba con dos vagos, siempre estábamos solos en casa, mis viejos trabajan, finalmente, me terminaban cogiendo. No era un sacrificio, me agrada que me cojan. En la Universidad, tuve materias que las estudié con mujeres y otras con varones. Aprendiendo de las experiencias anteriores, siempre con una mujer o con un hombre. Tres son multitud. Cogí con casi todos. Mujeres lindas, mujeres feas. Hombres gay y no tan gay, al menos activos. Poco antes de recibirme, me puse de novio con la chica que preparamos la última materia. Luego de recibidos, seguimos saliendo, tenemos sexo, pero me falta una verga en el culo.
Cuando vi la carpeta, es un Barrio Cerrado, pero con preferencia a terceras opciones sexuales. Gay, Lesbianas, Travestis etc. Me puse rojo como un tomate. El hijo de puta del jefe me trató de homosexual. Bueno, algo de eso hay.
El domingo me despedí de mi novia, tuvimos sexo, pero no quedé completo, ustedes saben me faltó la verga.
Lunes bien temprano fui a Aeroparque, volé al Bolsón. Alquilé un auto y a las 11 de la mañana, estaba en la puerta del complejo. Impresionaba, alambrado de 3 metros y un puesto de guardia, según supe, única entrada y salida. Se ve que no quieren que ajenos al lugar puedan ingresar. Supongo que por seguridad y privacidad. Me presento en la guardia, me hacen esperar afuera. Al rato llega un cincuentón, teñido de rubio casi platinado. Me da la mano y me hace que lo siga en mi coche. A más de dos mil metros, está la administración. El señor se llama Eduardo, pero quiere que le diga Lolo.
– Toño (me bautizó) viendo la hora es mejor que lo acompañe al hotel, se instale y almorcemos. Luego le contaré como es el horario y demás cosas de la Administración.
El Hotel, es grande. Debe tener 12 o 15 habitaciones. Salones, piscina. En fin.
– Comamos, yo solo ensaladas, estoy hecho una vaca.
– Yo prefiero un bife con papas fritas.
– Siendo tan joven, debes alimentarte, además eres delgado y muy lindo.
Casi me atraganto con el agua que estaba tomando. Me aclara el horario de la Administración. Lunes a Viernes de 8 a 12 y de 14 a 18. “Se trabaja para vivir y no se vive para trabajar”.
A las 14 con cero cero estábamos en la Administración. Él saca todas las declaraciones, desparramamos papeles. Perdí la cuenta de las veces que me rozó las manos y hasta me acarició el pelo.
A las 18, me dice que debemos irnos. Pero antes me hace una recomendación.
– Ahora llegá al hotel, dúchate y andá a darte un masaje con Selva, es nuestra masajista travesti.
– ¿Travesti?
– Pero no te hará nada que no quieras hacer.
– Bueno, veremos.
Entra un morocho de vigotes.
– Te presento a Ibrahim, mi marido y nuestro jefe de mantenimiento.
– Mucho gusto, soy Antonio.
– No, no, no. Toño.
Llegué al hotel, me duché, me puse un bañador y una remera y fui a la piscina, todavía hacía calor. Al rato vuelvo al hotel. El conserje me dice
– Va a tomar el masaje con Selva.
– Eh… Si´. ¿Cuál es el costo?
– Ya está pago, señor. La sala, es siguiendo el pasillo, la puerta número 3.
Puto Lolo. Me preparó para que no pueda decir que no. Entro a la sala, Sillón de tres cuerpos. Perchero, camilla de masaje, mesa con cremas y un baño. El rella.
Negra como el pecado, guardapolvo blanco. Muy ajustado, se le notan enormes tetas. Alta, aún cuando se quita los tacones es 10 centímetros más alta que yo. Linda de facciones. Una diosa.
– ¡ Hola Toño! Soy Selva.
– Mucho gusto.
Me besa, más en la boca que en el cachete.
– Quítate la ropa, veamos que te traes.
Con pudor me desvisto. Me hace poner boca abajo en la camilla, dejando todo mi trasero expuesto.
– Eres un lindo chico, Toño.
– Gracias.
Comenzó el masaje, mi cuello, mis brazos, llevó mi mano a su entrepierna, para dejar en claro que su verga es grande. Siguió con mi espalda, luego cambió la zona, mis pies, ms piernas, y finalmente masajeó mis nalgas. Se detiene, Me abre las nalgas y pone crema en mi ano. ¡Por favor, qué placer! Deja su dedo a punto de entrar o mejor dicho con un par de centímetros dentro y dice.
– ¿Ya estuviste con un travesti?
– Nunca
– ¿No te gustan?
– Supongo que tienen que gustarme, me gustan las mujeres y me gustan los hombres, pero los dos juntos no se dieron.
– Somos nenas, con una verga, pero somos mujeres. Veo que has tenido actividades homo. ¿Activo o pasivo?
– Ambas.
Cuando dije ambas, su dedo se enterró un poco más.
– Si te digo que quisiera coger con vos ¿qué dirías?
– Preguntaría ¿cuánto te pagaron por que lo hagas?y
– Nada nene, me calenté al verte putito, lindo y blanco. No pierdas tiempo, vení.
Transformó el sillón en cama, se quitó el guardapolvo y apareció la verga más grande que vi en mi vida. 30 centímetros por 6 de ancho, glande rojo y cabezón. Cuerpo recto y negro como mi conciencia. Ni miré las dos descomunales tetas. Solo pensaba, esa verga no la voy a soportar…
– Chupá, putito.
Chupé y chupé. Metí lo que pude en mi boca, hasta las arcadas. Luego me hizo untar con cremas su miembro. Y él se dedicó a lubricar mi ano. Con paciencia, fue poniendo crema y un dedo, luego dos y tres y cuatro.
– Llegó la hora de la verdad, ponete en 4.
El primer intento fue fallido, luego más despacio entró la punta. Grité.
– Aguantá.
Volvió al mismo punto, me la banqué. Por 30 segundos, quieto en el lugar, volvió a entrar otro centímetro, me dolió pero no tanto. A los 15 minutos tenía la terrible verga toda adentro de mi culo. Sentía que en cualquier momento, yo iba a explotar, más cuando la verga tomó vida y me empezó a bombear. Con desesperación sentí que yo eyaculaba, pero me chupaba, mi vida estaba en mi culo, el resto del cuerpo, no existía. Cuando la negra me vertió el semen dentro de mis tripas, chorros y calientes, salí corriendo al baño, fue como un enema, me cagaba.
Cuando, regreso, Selva estaba en bolas, con la verga en la mano.
– Parece que nunca te acabaron en el culo…
– Nunca tanto…
– ¿Te gustó?
– ¡Fue hermoso! ¿Vos crees que mi pobre culo volverá a cerrarse?
Me vestí, ella también. Me dio un beso.
– ¿En qué habitación estás?
– 304
– A las 11 de la noche te voy a dar la segunda dosis.
– Te espero.
Volví a mi habitación, tenía el culo destruido, me m*****aba, me ardía, pero esa sensación de estar lleno por dentro, ese entrar y salir, esa leche caliente cuando la negra explotó dentro de mí. Ya la quiero otra vez.
Pedí un sándwich y una cerveza. Y 11 meno dos minutos me paré en la puerta, del lado de adentro. Escuché ruido, abrí la puerta y entró Selva.
– Hola, ven vamos a la cama.
– Pará putito, vamos tranquilos, ahora no. Mañana. Vamos despacio, te voy a lastimar.
– ¿Entonces?
– Vine a curarte el culo, te debe arder. Puede infectarse. Quitate la ropa y ven que te curo.
Ni bien, me puso una nueva crema, me di cuenta que la negra tenía razón. Me dolía y me arde.
– Ahora date vuelta y dame tu pijita.
Me hizo sexo oral, como nunca nadie, le acabé un chorro en la boca. Selva me besó y compartimos mi semen.
– Gracias Selva
– Gracias Toño
– Para mi ego, dime cuanto mide tu verga.
– ¡Pajero! 22 centímetros por 4 de diámetro. En el glande un poco más.
– Y tú ¿cuál es tu altura?
– Sin tacos un metro ochenta.
– ¡Pfa! Yo un metro setenta y de verga, l4 centímetros. Soy un minusválido, comparado con vos.
– Pero me gustás mucho, nene. ¿Me puedo quedar a dormir?
Esa noche y las siguientes cuatro, dormimos juntos y me cogió un par de veces más. Hasta yo me animé y la cogí con mi humilde verguita.
El sábado, terminado mi trabajo, me despedí de Selva. Intercambiamos WhatsAap y ella prometió visitarme, si venía a Buenos Aires.
Yo, estoy definido, soy homosexual, pasivo, busco algún travesti activo y por supuesto, no tengo más novia.