Irene,Cogiendo con la hija:la noche de las pervesi
Irene,Cogiendo con la hija:la noche de las pervesi
Continuación del texto: Irene Cogiendo con la hija
Después del sexo matutino no queríamos más locuras, almorzamos y dormimos – Chel en tu cama e Irene y yo en la suya. Alrededor de las 5 de la tarde, 6 de la tarde me levanto con un ruido en la cocina y cuando llego las veo a las dos cortando trozos de fruta y carne en cubos.
– Oye, dormilón, creímos que no despertarías.
Chel habla con una sonrisa de niña traviesa, me mira de arriba abajo, me admira incluso con la cara arrugada y el pelo revuelto.
– Querido, ve a prepararte, ponte algo de ropa suelta y ligera.
– Sin bragas.
– ¡Chel! ¿Qué es eso niña? ¿Se educada?
– ¿Pero no me pediste que usara ese suéter oscuro sin nada?
– Eso es entre nosotros, cariño, y no con él….
– Tonterías mamá, no es un extraño, es nuestro amante.
Chel se ríe de lo que dice. Irene cierra la cara.
– Mi amante, compartamos.
– ¿Con quién preferirías quedarte, Julio?
Me río avergonzado.
– Mira, nos quiere a las dos.
– No ha contestado.
Irene me mira con cara de enojo, ¿Sera celos?
– Los que se callan, están de acuerdo.
Me río de la inteligencia de la chica. Irene mantiene la cara cerrada.
– Julio va y se prepara. Haremos un founde y aún queda mucho por hacer. Tu toalla está en el baño que dejé separado.
– No lo olvides, no te pongas la ropa interior, ¿de acuerdo?
Hago, me baño y me visto…. todos nos preparamos. Alrededor de las 20.00 o 21.00 horas estamos sentados en el comedor, Irene enciende las luces, lo que hace que el ambiente sea más acogedor, en el centro de la mesa hay una olla burbujeante. – empezamos con una fondue de carne, con vino rosado y algunas especias.
Llevo pijamas de seda azul, Chel lleva el suéter oscuro que hablaba, de vez en cuando veo partes de sus pechos y cuando camina los shorts apretados resalta las nalgas que tiene. Irene lleva una tunica de seda rosa, que cubre parte de sus brazos, pero deja ver las piernas, apenas alcanzando la mitad de sus muslos, siento que por debajo de ambas están como yo quiero, espero.
…
– Sírveme un poco más, Irene.
– Cuidado Chel, es el tercer vaso. Así que te emborrachas.
De hecho, todos estamos medio alterados por los efectos de la bebida. Es hora de servir lo fondue de chocolate, juntos reordenamos la mesa y luego comienza una noche inesperada e impresionante.
En cierto momento Chel, desinhibida y con la lengua enrollada, me mira con una mirada cálida y penetrante, su mano toca mi rodilla y sus dedos se deslizan por mi muslo, Irene se da cuenta y se ríe de una risa cómplice, las dos se miran.
Chel pega una fresa en el pincho y la sumerge en la olla frente a nosotros, segundos después muerde una parte de la fruta humeante y me ofrece el resto. Irene acerca con su silla. Pega una rebanada de plátano y hace lo mismo que la chica.
Muerdo, mastico…., mientras me acarician el brazo, el pecho. Chel me besa la mejilla y el cuello, Irene me desabrocha el primer botón del pijama.
– Querido, si no lo tomas está bien, pero queremos una noche especial.
– ¡Loca! ¡Pervertida!
– La propuesta es que hagas lo que queramos, pedimos. ¿Aceptas?
– ¿Qué quieres decir?
– Abusar de usted, usar… a ti.
Chel habla y no lo entiendo, Irene sonríe y desbloquea otro botón.
– Nosotros somos dos y tú eres uno.
– Tú estas en ventaja.
– ¿Y qué es lo que quieres?
– Así que “el jueguito” es que nosotros te exploremos un poco…. un poquito….
– Te convertirá en nuestro esclavo.
Chel se ríe de lo que dice al mismo tiempo que muerde otro trozo de fresa cubierto de chocolate. Irene termina de desabrocharse la blusa, pasa la mano por encima de mi vientre y sube a mi pecho, me acaricia y mira.
– ¿Te apetece hacer todo lo que digamos esta noche? Y mañana cuando tengas sexo con Chel…. todavía me tendrás para disfrutar, ¿qué opinas?
– Todavía está en las ganancias.
Mi polla crece, se endurece, aunque sospecho de lo que viene. Chel está encantada de lo duro que es mi polla, Irene también le gusta y susurra, mirándome fijamente:
– ¿Acepta?
No se puede negar, Chel luego pregunta:
– ¿Puedo, Irene?
– Aprovécha.
– Tu polla es tan dura, que me gustaría comer algo de fruta con tu ‘pincho’…. ¿Permite?
Ella me saca los calzoncillos e Irene me quita la camisa – estoy desnudo en medio de estas dos insanas, tal vez depravadas. Chel sostiene la polla e Irene me lame el pecho hasta que llega al pezón, mordisquea y chupa. La otra me paja y besa el pene caliente.
Irene se levanta y nos besamos, las lenguas pelean dentro de nuestras bocas, la boca caliente de la chica en mi polla también es deliciosa, al mismo tiempo que la mamá me lame desde el techo de mi boca hasta mi garganta. Salivamos, hacemos ruidos húmedos, gemimos. Chel escupe en el palo, como en las películas que ve, paja con gusto, con habilidad.
Irene y yo nos separamos por falta de aire.
– ¿Puedo, mamá? Quiero decir… ¿Irene?
– ¿Qué es….? ¿Chel?
La chica se ríe, sus ojos brillan de una manera sucia.
– Así que…. Julio, quiero comer fondue con tu ‘pincho’, ¿puedo?
No lo entiendo.
Ella toma una uva, cubre con chocolate, sopla y va con ella a mi pene, se detiene, yo reacciono al calor, pero ella sigue pasando la fruta por todo miembro hasta la cabeza, me unge con chocolate caliente – come la fruta y lame todo mi mástil.
Es el turno de Irene, engrasó la polla más que la chica, y Chel me besa locamente, me escupió en la boca antes de chuparme la lengua. Las dos se turnan, una me chupa y el otra besa la boca o el cuello.
Chel coge una concha llena de chocolate humeante y la vierte en un plato frente a nosotros, espera enfriarse un poco, mojar sus dedos y se va con ellos en mi mástil. Siento una mezcla de dolor y placer ya que la chica me lo traga todo, escupe, lo hace mientras Irene me ofrece el pecho: Muerdo, estiro su duro pico, chupo a esta madre cada vez más desvergonzada, se ríe, gime.
– Eso es…. sinvergüenza, hazlo…. muerde……
Ella habla en voz baja mientras Chel se levanta manchada, se miran, besan. Irene empapa sus palmas y dedos en el chocolate caliente que me pasa por la polla dura y una paja cremosa y deliciosa – aplasta el falo antes de devorar mi polla. La chica ofrece los dedos cremosos que sostienen la mitad de una fresa, yo muerdo loco de placer y dolor, chupando sus dedos – ella se excita, sus ojos brillan, ahora soy yo el que escupe en su lengua por un beso pervertido.
La mamá lame la cabeza del polla y rasca el mástil masticando una fruta, la chica desabrocha el lazo y ofrece los hermosos pechos,
pezones rosados. Muerdo con fuerza, tiesura, tara. Incluso más que con su mamá, gime:
– Uunhhhhh!!!! Aaannnhhhhhh!!! Mmmmmm!!!
Sostengo a la chica por las nalgas duras, aprieto y agarro sus caderas regordetas mientras Irene me lame las bolas – casi estoy allí, se da cuenta:
– Levánta para que no perdamos ni una gota, cariño.
Lo hago, y las dos vuelven a trabajar juntos en mi miembro: gemo con los ojos cerrados, las piernas estiradas…. Lanzo, vierto mi leche blanco y caliente sobre el plato donde está el chocolate humeante.
– ¡Esto es una locura! ¡ Que delicia!
– ¡Qué tiesura!
Irene completa la sentencia de la chica. Las dos se arrodillan y lamen me polla aprovechando las gotas que aún salen, estoy rodeado de bocas codiciosas y lenguas agitadas. Irene se sienta, sostiene el plato y mezcla la “leche” con el chocolate: prueba, gusta y ofrece a la hija que también se traga esta extraña mezcla y se ríe. Ambas son encantadas animadas, hasta que dejan el plato limpio.
Irene me mira y me advierte:
– Es sólo el comienzo.
Sostiene la polla y me lleva a la sala de estar.
– Te tumbas en la alfombra.
– Sobre tu estómago, ¿de acuerdo?
Obedeco a la chica, estiro mis brazos y las manos de Irene no tardan en masajearme el cuello arrodillada en la espalda, siento el trasero y el calor de la vulva en medio de sus piernas, la tiesura está la flor de la piel, se mueve como si se estuviera “tragando” mi polla. La humedad gotea del viejo coño. La muchacha está en mis muslos y acaricia el culo: aprieta, rasca…, muerde…, besa. Abre mis carnes y mete tu pequeña mano
hasta que encuentre las bolas, masajea, hace caricias y avanza hasta que encuentre el ano, el mío. Intento tomar la mano, Irene no deja.
– No, Es nuestro “jueguito”, deja.
Chel se ríe y mete la mano en el agujero hasta que encuentra una manera de meter la punta del dedo. Irene me muerde la oreja, su coño empapado se mueve fácilmente sobre mi espalda, se deshace de la bata. La niña se quita sus pantalones cortos ajustados y se sienta en mi trasero – tan caliente como su mamá, se aprovecha y masajea la espalda y las caderas de su madre. Gimen un delicioso gemido, casi un susurro.
Irene se gira y mira fijamente a la chica, se agarra el pecho, lo aprieta para endurecer su pico, la otra hace lo mismo – se besan…, la desinhibida Chel se inclina y lame el pecho y lo chupa como si quisiera la leche. El calor de las vaginas es aún mayor, un líquido viscoso corre por mi espalda, el pallo se endurece y me siento en un incómodo encantador.
La experimentada Irene mete dos dedos en la vagina virgen de la hija pervertida – encuentra el brote pronunciado de la niña, se mueven sabrosos…., lentos…, hasta que se hunden en el agujero apretado que es el coño de la hija, que gime chupando el pecho de su madre.
– Disfruta hija, chupa… Uunhhhhhh!!!!! Mmmmmmm!!!!!
Irene habla entre dientes, ahora es Chel quien ofrece el pecho, la otra traga con deseo, hace con gusto, habilidad… Chel gime, respira:
– Aannnhhhhhhh!! ¡Dios mío! ¡¡¡Mamá!!!!
Los dedos de Irene se hunden más profundamente en el coño joven, la niña tira de la cara de su mamá y le da un beso lamido, desinhibido y abusado, sus lenguas se muestran y sus dientes muerden los labios y las lenguas, que a su vez aprietan sus pechos. Es el turno de Chel para masturbar su mamá. Están sudados, con los cabellos húmedos, pegados a la cara y a los hombros. Irene se separa y piede:
– Cambia Chel, que él se dé la vuelta ahora.
Incluso con la espalda mojada, lo que importa, me paro panza arriba y veo las piernas, los traseros, los coños de ambas. De Irene, hago una caricia. Subo mis dedos por el muslo hasta la vulva – Encuentro los labios y el surco, entro…, penetro…, al mismo tiempo que
Chel acaricia mi polla con su pie.
– Deja, Chel, deja que el trabaje con su boca.
Ahora es el culo de la chica lo que veo, este me cubre la cara con el coño caliente – se frota por toda mi cara, con gusto. Irene me ayuda a meterme en su coño – ella cabalga, galopea loca mi polla – nos gruñimos los tres, más la chica, hasta el punto de que Irene se mete los dedos en la boca y la niña chupa como una pervertida.
No les llevará mucho tiempo para que lleguen a uno clímax intenso, sufrido y loco. Se besan, se ríen. Nos sentamos en el sofá, mi polla mojada y dura sobresale. Las dos suspiran y apoyan sus cabezas en mi hombro y la chica me agarra la polla.
– Julio, todavía tienes trabajo que hacer.
Nos besamos. Irene me acaricia el vientre y el muslo, y todavía lo quieren.
– Es la noche de las perversiones, de la locura y sigues siendo nuestro esclavo.
Chel se ríe y me muerde el cuello, aplastando la cabeza del falo.
– Levántate, querido.
– ¿Para qué?
– Para que nosotros abusemos de ti.
Se ríen, Chel festeja.
– Así que asustas al chico. Vamos Julio, levánta.
Ergo y ellos todavía se arrodillan: una me besa el culo, la otra me muerde el trasero, las dos acarician mis muslos. Irene escupe en el palo, cierra los ojos y chupa con voluntad, intimidad, caliente. Luego van las bolas que se traga sin quitarme los ojos de la cara. Chel me abre el trasero de nuevo y me toca el culo, busca el orificio.
– ¡Duele, Chel, para!
– Abre, abre las piernas, travieso, déja ver tu culito.
– ¡No! ¿¡Irene!??
– Déja, mañana será tu turno de abusar de nosotros.
Me gusta la idea, abro las piernas. Irene me rasca la polla y su hija hunde la punta del dedo en el ano, hunde un dedo tras otro. Empiezo a gotear en la boca de Irene que loca me traga hasta el tallo, mi polla golpea el fondo de su garganta. Chel está de puntillas y se apoya en mí, el coño restriega en me nalga, loca….. sienverguenza…
– Quiero coger contigo, follar con tu culo sabroso.
– ¿Qué es eso? Aún no lo he hecho contigo.
– Pero tú me lo hiciste, ¿recuerdas? Ven…… Déjame hacerlo a mí.
– ¡Pero! ¡No!
– Me gusta, ve tú también.
Le doy la espalda a Irene y Chel me acaricia la polla y piede:
– Corres todo, empapa mi boca.
Irene busca en la habitación un falo blanco, me avergüenza, pero también me excita, la mamada de la niña y el placer que me imagino cuando su madre me usa.
Abre mi trasero y hunde su lengua en mi culo, me doblo lo que hace más fácil que la chica me trague, ella escupe en la polla. La vecina de 40 años mete todo el dedo, luego o otro, siento una extraña incomodidad, me abre en un ir y venir cada vez más y más profundo, cierro los ojos y disfruto del placer de ser cogido por los dedos de mi amante, me acostumbro, me gusta.
El palo está en el fondo de la boca ancha de la chica que me acaricia las bolas. Irene escupe sobre la polla blanca que tienes en las manos, luego con afecto y habilidad pasa la punta del dedo en busca de mi ano hasta que encuentra el agujero, la puerta de entrada, gira la varilla: hiriendo, abriendo, empujando hasta llegar a la mitad del palo blanco – enciende, la vibración y la boca codiciosa de Chel me dominan. Irene ahora me lame el espacio entre el culo y las bolas, me sacudo incontrolablemente, en éxtasis.
Las dos están arrodillados frente a mí, Irene saca el palo de la boca de su hija y lo trabaja con su lengua con gusto, estilo…., estoy al borde. Tomo el control y me masturbo tan fuerte: deseo, desesperación, locura y luego las gotas de semen aparecen justo antes del orgasmo, apunto y….
¡¡¡Laaaaaanzó!!!! Gimo, grito.
Lanzo chorros como actores de cine, primero chorro en la cara de la mamá y luego cubro la cara de la hija – una baba blanca gotea de sus caras y bocas, me estremezco.
– Wow! ¡¡Loco!!
Chel habla limpiando el semen que cubre su ojo, Irene todavía tiene los ojos cerrados y mi sustancia viscosa gotea sobre su pecho, veo que se traga algo de lo que ha quedado en sus labios y lengua. Chel limpia la cara de su mamá y la extiende sobre su pecho, Irene abre los ojos y pasa un dedo por la cara de la niña mojándola con mi semen y luego la mete en la boca de Chel que chupa mi dulce leche.
Las dos se besan, un largo y lujurioso beso, mezclando saliva con gotas de sémen que aún cubren sus caras. Me quito el falo blanco y cuando se separan todavía jadeando me miran.
– Entonces, ¿te gustó?
– No, me dolió mucho, m*****o.
– Pero, ¿te gustó?
– Me encantó.
– Nunca he visto tanta semen, era demasiado…..
Chel habla limpiándose la cara y riendo, hermosa…..
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