Aralık 22, 2022

Todo mi cuerpo y mi mente (La cena)

ile admin

Todo mi cuerpo y mi mente (La cena)
Salimos del hotel dirección al restaurante. Por suerte para ti la tarde no es fría porque en la ropa que había sobre la cama no había ningún abrigo. Solo una blusa blanca que te queda un poco suelta y de la que solo he dejado que te abroches algunos botones, el último justo que que está entre tus dos tetas, dejando al aire un generoso escote. Una faldita negra, de fina tela y ancho vuelo y unos zapatos de tacón alto. La brisa no es fuerte, pero hace que la blusa se hinche y se pegue a tu cuerpo y si te distraes la falda vuela sin control.

No sabes como moverte, ruborizada, mientras los hombres se giran a tu paso. Llegamos al restaurante y pregunto por mi reserva. El camarero nos acompaña al fondo del local y mientras andamos entre las mesas oigo tus tacones y veo los ojos como platos de algunos clientes. Nos indica nuestro reservado, una pequeña sala con una mesa baja rectangular, cojines a cada lado y una puerta de papel blanco que nos separa del resto del local. Hay que entrar descalzo y mientras yo me siento y me quito mis zapatos, tu bajas ágilmente de tus tacones sin inclinarte. No me gusta que hayas podido quitártelos sin dar un espectáculo, pero acepto que tengas recursos.

Entramos y te quedas mirando la sala. Me miras y me preguntas:

– ¿Dónde nos sentamos?

– En los cojines, claro. Es un restaurante japonés.

Me siento y miro como te acercas al otro lado de la mesa, colocas los cojines con los pies y piensas como sentarte con esa falda. Miras a la puerta, el camarero la ha cerrado y te tiras de rodillas a los cojines, te recuestas y tus piernas quedan totalmente descubiertas. Tu brazo izquierdo tiene que sujetarse en el suelo para mantener esa posición.

– Así no puedes comer Alicia, siéntate bien.

Te incorporas y cruzas las piernas. En el movimiento, veo tu coño que sigue rojo de la sesión que hemos pasado hoy. Te colocas la falda, intentando tapar el hueco entre tus piernas cruzadas pero no hay suficiente tela para llegar al suelo, así que desde mi sitio puedo ver tus nalgas y la parte de abajo del coño. Pulso un botón y viene el camarero con la carta, toma nota de las bebidas, Le digo la mía y se gira hacia ti, te mira desde arriba, de pie, y se queda embobado. No había caído, pero desde ese ángulo, tu blusa no puede tapar nada. Le pides tu bebida, pero no te ha oido, esta embobado. Se la repites y sigue igual. Al final reacciona, pide perdón y se aleja cerrando la puerta.

– Le has causado una gran impresión, recoge la falda para cuando vuelva.

Sacas la falda de entre tus piernas, y la dejas sobre los muslos. No enseñas mucho más.

– Un poco más.

– Dios – Susurras mientras lentamente recoges la falda y me miras.

– Suficiente.

Bajas la mirada y miras donde ha quedado la tela, se puede ver un poco tu coño según el ángulo. Llaman a la puerta y otro camarero trae las bebidas. Creo que sabía lo que iba a ver, porque entra y te mira directamente, pero no esperaba ver más y por lo que parece sí ha visto tu coño porque casi me tira la bebida por encima. Le digo de pedir la comida y dice que viene el otro chico a recoger el pedido.

– Suéltate otro botón.- Te digo mientras esperamos.

– ¿¿Más??

Te miro serio, no me gusta que repliques mis deseos.

– Sí, pero no ahora, mientras nos tomen nota.

Bajas la mirada, has entendido que tu queja ha provocado que ahora lo tengas que hacer delante de alguien. Llaman de nuevo a la puerta y entra el camarero, veo su mirada buscar tu coño y su sonrisa al encontrarlo. Pido lo que vamos a comer, però no veo que te desabroches.

– ¿Tu quieres algo más Alicia?

El camarero gira su cabeza para atender tu petición y entonces desabrochas el botón mientras niegas con la cabeza.

– Es todo, gracias.

– Gracias a usted señor.

Entiendo sus palabras y sonrío. Ya con la puerta cerrada te pido que me cuentes como te sientes, que has sentido en estas horas en el hotel y si estás dispuesta a más.

– Es el mejor día de mi vida. Quiero todo lo que quieras darme Amo.

Tu respuesta es escueta, pero veo en tus ojos la sinceridad y que realmente no puedes expresar lo que pasa en tu cuerpo y tu cabeza. El ser esclava te ha liberado, te sientes excitada, entregada y agradecida por como te hago sentir.

– Estoy en el cielo contigo.

Cenamos dejando nuestros roles a un lado, tranquilamente, y te relajas, te olvidas de todo, incluso de tu ropa y en cada movimiento me enseñas una parte de tu cuerpo sin reparo. Al terminar te aviso que voy a llamar al camarero y te das cuenta que tu falda ya no tapa nada mientras pulso el botón.

– Mierda.- Te arreglas deprisa mientras se abre la puerta.

Pedimos el postre y yo pido un poco de sake también. Mientras esperamos vuelvo a entrar en el juego

– Mastúrbate.

– ¿Que?

– Mastúrbate, no quiero que pares hasta que nos vayamos. Sin correrte.

– ¡Uf!

Tu mano se cuela bajo la falda y empiezas a acariciarte. Tu respiración se agita, te tocas con ganas, quieres hacerme feliz.

Llega el postre, tu mano baja el ritmo pero no se retira. El camarero sabe lo que estás haciendo y no deja de mirarte descaradamente, ya no lo importa.

– Ahora traen el sake.

Supongo que todos quieren verte, un nuevo camarero aparece con el sake y nos sirve, lentamente. No es la primera vez que voy a este restaurante y se que nunca te sirven, pero es una buena excusa para seguir viéndote, lo reconozco. Tomas el postre sin retirar la mano que estimula tu clítoris sin parar. Cuando terminamos, antes de pagar, hago que me acerques los dedos y compruebo que realmente estás muy mojada, lo has hecho bien.

– Nos vamos a ir ya. Ahora al salir, te sentarás y te pondrás los zapatos con las piernas bien abiertas, que todo el restaurante vea lo mojada que estás.

-Sí amo.

Abro la puerta, te ayudo a bajar del tatami y te sientas en él, abres las piernas y te inclinas a la derecha para ponerte un zapato. Luego a la izquierda para el otro. Te ayudo a levantar y vuelves a recorrer el restaurante hacia la salida, andando delante mío y contoneándote sin pudor, sin que te lo haya pedido. Sabes lo que me gusta.

Camino del hotel, ahora ya sé que puedo hacer contigo lo que quiera y tengo un plan ya preparado.